¡Bendita locura! o Una mañana en los Pirineos.
Se acercaba el final del mes de julio de y rodando por las carreteras habituales, me dió una pequeña ventolera en el coco. ¿A que me voy a los Pirineos? No le dí ni tres vueltas a la cosa y decidí que el viernes 22 sería el día.
¿Recorrido? No me voy a volver loco: aparcar en el Portalet y tirar para abajo hasta Laruns, encarar el Ausbisque y llegar hasta el Soulor atravesando la cornisa más bonita de los Pirineos, el Circo de Litor.
Ni siquiera se me ocurrió plantearlo a la gente de la grupeta, sería inutil. Pero hubo uno que tampoco lo pensó mucho cuando me oyó la pequeña aventura. Enseguida se apunto para acompañarme el gran "Colibrí".
Sin más tejemanejes, quedamos prontito para arrancar hacia la zona. Viaje entretenido, con parada incluida de la Guardia Civil y que ante su insistencia en ponernos en pelotas por si llevabamos vaya usted a saber qué, no me quedó más remedio que ponerlos firmes. Jajajajaja.
Subimos el Portalet desde Biescas comentando la jugada, cada curva, cada rampa. Esta cara del puerto queda pendiente para otra vez. Llegamos al alto y nos adentramos en Francia. Aparcamos y nos vestimos. Hace un fresco más que importante, el "Colibrí" se abriga que da gusto, yo no tengo más que unos manguitos y el chalequito, que le vamos a hacer. Estoy algo inquieto porque la bajada es larga, pero ya no hay remedio.
Arrancamos y contrariamente a lo que pensaba, la sensación de frío es más que soportable. No va a haber problemas por ese lado y eso que a ratos vamos sumerjidos en la niebla.
Vamos muy, muy rápido y pronto llegamos a Laruns donde nada más acabar la bajada comienza la subida al mítico Aubisque. Aquí ya me empiezo a emocionar, ¡cuantas historias! Disfruto como un cochino en una charca, la temperatura es ideal, no hace sol, no hace frío, no hace viento... no se puede pedir más.
Llegamos a la estación termal de Eaux-Bonnes después de unos 4 kms muy fáciles. Pero a partir de aquí la cosa ya se pondrá seria y conoceremos al verdadero Aubisque.
Kilómetros de dureza continuada y alguna que otra rampa que se las trae. Pasamos por las viseras antiavalanchas y la dureza sigue mantenida hasta llegar a la estación de esquí de Gourette donde tenemos un pequeño descanso.
Pero muy breve, ya que nada más girar a la izquierda la dureza vuelve a la carretera. Ahora estamos envueltos por la niebla, una niebla espesa y húmeda que moja la carretera y nos empapa a nosotros también. ¡Lástima! Sé que a partir de aquí el espectaculo visual es maravilloso, hoy no lo veremos.
Nos quedan poco más de 4 kms hasta la cima. Siguen siendo duros y empiezo a notar el cansancio; pero no me voy a rendir ahora, ¿no? Así que seguimos hacia arriba, curveando y sin ver más allá de los 5 mts. Y así, de manera sorpresiva alcanzamos el collado. Satisfecho busco el mojón para inmortalizar mi pequeña hazaña.
No hace falta que hablemos mucho, Aitor y yo decidimos que no es conveniente que vayamos más allá. Así que me quedaré sin rodar por uno de los lugares que tanto anhelo. Por ahora.
Damos la vuelta y comenzamos a bajar. No se vé más allá de la rueda delantera, así que los frenos se están poniendo al rojo. Nos adelanta un coche y le digo a Aitor que hay que ir detrás de él; dejamos una distancia de seguiridad y nos vamos guiando por sus luces traseras; se va mucho mejor así.
Pronto llegamos a Gourette, y a partir de aquí sucede lo que estaba esperando: la niebla va desapareciendo paulatinamente hasta que ya bajamos sin ningún impedimento.
Llegamos a Laruns y antes de encarar el Portalet, decidimos tomar un café. Estamos un poquito fríos y nos viene de perlas, aunque al reiniciar la marchar desde la cafeteria me cuesta un poquito entrar en calor. Pero lo hago enseguida y antes de entrar en el tunel ya estoy listo para los veintitantos kilómetros de subida que me esperan.
Como ya me conozco a este señor puerto, me lo tomo con calma. El otro decide que va a subir con el plato grande, bueno "cada loco con su tema". Sé que lo va a hacer porque el ritmo que le voy a obligar a llevar no va a ser nada para él. Bueno, poco a poco van cayendo los kilómetros; los voy disfrutando a tope: montones de recuerdos, ni un coche, ya no hace frío... ¡Genial!
Remontamos la presa, hacemos los kilómetros de llaneo entre historietas que le voy contando a este tipo para entretenerle y que no me aumente el ritmo, y nos disponemos a afrontar la parte más bonita de la subida, donde se abren las montañas y se aprecia la majestuosidad de la zona.
¡Como lo estoy disfrutando! ¡Que diferencia con la QH! Toda la carretera para nosotros, los coches son inexistentes.
Poco a poco llegamos a la zona final, la que afrontamos tras una fuerte rampa y una curva a la izquierda. Ya se ve el final donde me acerco con alegría y con una satisfacción tremenda. Al final nos han salido casi 94 kms de recorrido.
¡Gran día! Sé que a muchos os parecerá una chaladura esta historieta, pero para mí son momentos inolvidables y eso no tiene precio. ¡Bendita locura! Repetiré.
Recuero especial para Aitor, grandísima la compañía. ¡Gracias crack!
A.
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