viernes, 21 de octubre de 2011

Una mirada atrás (2)

PIRINEOS

Este año, por fín, iba a reconocer los Grandes Pirineos en bici. Esas imágenes tantas veces vistas, iba a verlas ahora en vivo y en directo.

Planifiqué varias rutas, con sus bonitas subidas y traté de implicar a alguno de la grupetilla. Conseguimos hacer un grupillo majo y tras los poco preparativos de rigor emprendimos la "excursión".

Viaje y llegada.

La verdad es que no arrancaba muy bien el viaje en cuanto a lo meteorológico. En Castro Urdiales, a la hora de la salida llovía a mares. Por ello decididmos esperar un ratillo y comer en el pueblo en vez de hacer la parada del avituallamiento que teníamos prevista en tierras guipuzcoanas.

La comida se extiende entre risas y chascarrillos y cuando salimos del local ya no llueve, incluso se está abriendo el cielo. Con esa alegría que da el solecito emprendemos el viaje, que hacemos de un tirón.

Ningún problema hasta la meta, ningún problema para encontrar el camping en Argéles, ningún problema con la reserva y ¡a instalarnos!.



El cielo está nubladísimo, las montañas apenas se ven por la niebla y llueve, llueve... Empieza a cundir el desánimo y en la inspección que hacemos del campo base vemos una previsión del tiempo que tienen pinchada en un tablón de anuncios; justo para los tres días que vamos a estar. Martes: un dibujo con una nube negra con gotas de agua, ¡mierda!. Miércoles: una nube y un sol, ¡bueno! y jueves: otra nube con otro sol, ¡vale, vale!



La peña lo firma ya. Viendo el panorama, nos conformamos con poder salir a pedalear dos de los tres días. Y así, entre divagaciones varias, damos una vuelta por Argéles Gazost. El pueblo no está mal, pero a las ocho de la tarde está todo cerrado y no hay ni Dios por la calle. Decidimos volver a casa, no vaya a ser que se mosqueen los Gendarmes y nos confundan con una manifestación o un grupo de choris.



Cenita, una peli, unas risas, unas batallas y a la cama.

Dia 1.

¡Llueve que te cagas! Las nubes bajísimas y agua y humedad a tope. bueno, eso era lo que marcaban las predicciones, ¿no?. Sí, así es... pero todos tenemos la esperanza que se equivoquen. Pero no, aciertan de pleno.

Decidimos acercarnos a Lourdes, para pasar la mañana e, intimamente, pedir a quién sea que nos eche una mano con el tiempo. Jajajajaja.


Visitamos la famosa "Grotte", donde nos retratamos para la posteridad.


Y como no para de llover decidimos largarnos de aquí e ir a llorar nuestras penas delante de un plato de arroz.


No es que haya mejorado mucho. Ha parado de llover, la carretera está seca, las nubes parecen más altas... y mil historias que nos inventamos para hacernos la ilusión de que podemos aprovechar el día.

Y sí, yo ya no me aguanto más y aplico una de mis normas. Se intenta y si no se puede pues... ¡media vuelta! De los seis hay dos que no se deciden y prefieren esperar tiempos mejores. El resto nos ponemos el traje de luces y arrancamos.

Desde la salida del camping no hay pérdida ninguna. Está todo perfectamente señalizado y cuando digo "todo", me refiro a los puertos de montaña. Así que tomamos dirección Aubisque. Desde que salimos es cuesta arriba, así que nos lo tomamos con calma. Atravesamos el pueblo y lo dejamos atrás subiendo unas rampas bastante importantes. Por cierto, no llueve y la carretera está cada vez más seca. Hay que joderse.

Estamos subiendo el Soulor y yo voy emocionadísimo, creo que los demás van igual que yo.


Vamos subiendo poco a poco y nos damos cuenta de la importancia que le dan aquí al ciclismo, al Tour más bien. Están orgullosísimos de su carrera y por todos los sitios se ven carteles que lo reflejan.


La cuesta no cede y el desnivel es sobre un 7%-8% continuamente. Pero yo voy genial, disfrutando a tope y apenas noto la dureza de las rampas.


Ni una gota de agua en la carretera. Por aquí no ha llovido nada, aunque delante las nubes estan ahí; bajas, bajas.


Esto es una pasada. No hay apenas tráfico, la carretera está más que decente y ahora baja mucho el porcentaje. Un descanso que nos viene de perlas.


Tras unos cinco o seis kms. fáciles, esto se vuelve a poner cachondo; es decir, se empina seriamente.
Entramos en los últimos 7 kilómetros que son los más duros de la subida.



Pero, aún así vamos muy relajados y disfrutando la subida.


Llegamos a los metros finales y entramos de pleno en la niebla, que además moja. Y en estas condiciones alcanzamos el alto de nuestro primer puerto.


Nos sacamos unas cuantas fotos que inmortalizan nuestra "hazaña" y decidimos no continuar hasta el Aubisque porque esa zona se ve imposible. Tenía la esperanza de poder pasar por el Circo de Litor, pero en esas condiciones es un poco temerario. Además, no ibamos a disfrutar nada; mucho viento, poca visibilidad, agua... ¡Vamos para abajo!


Comienza a llover y este agua nos acompaña toda la bajada hasta casa. Finalmente hemos hecho unos 5o kms y estamos muy contentos.
Abajo, ya duchados, a revivir la experiencia, a contarla al resto de compañeros y a esperar que se sigan cumpliendo las predicciones de Meteo france y mañana tengamos sol.


Dia 2. Esto se pone serio.

Ya desde la cama se oye la lluvía y me acuerdo de Meteo France, y no precisamente para bien.

Desayunamos quejándonos de nuestra mala suerte y lo vemos todo muy mal. Las nubes siguen ahí, ancladas entre las montañas y descargando agua de vez en cuando.

Para olvidar un poco la situación, nos acercamos al puevlo, hay algunas compritas que hacer y vamos al Carrefour. A la salida la cosa ha cambiado bastante y se llegan a ver huecos entre las nubes que dejan ver el azul del cielo.

No lo pensamos más, hacemos la comida y papeamos pensando en arrancar cuanto antes. La cosa va a mejor claramente y esta vez se anima todo el equipo.

Nos ponemos nuestras mejores galas pues nos espera Su Majestad el Tourmalet. Tenemos, siempre, un recuerdo para nuestro amigo Esteban que tendría que haber estado aquí con todos.


Arrancamos con un tiempo más que decente, carretera seca, buena temperatura y no hay señales de que vaya a llover.



Nos dirigimos hacia Luz Saint Sauver para subir desde aquí el Tourmalet. Hemos modificado la ruta para no dar el gran rodeo para subir por la otra vertiente. Por si acaso se complicara la cosa y hubiera que retirarse. Vamos siempre ascendiendo por una carretera con bastante tráfico, pero muy bonita y divertida.





Llegamos a Luz y, como ya he dicho antes, no hay pérdida. Multiples señales que nos encaminan a nuestro destino sin ningún problema.

Y ya antes de abandonar las calles... ¡zas! Primera señal: 18 kms. a la cima. Bueno, calma, despacito y buena letra.


La pendiente es apreciable y constante. Practicamente es una línea recta por la ladera a través del valle; bueno, por ahora es un poco soso en cuanto a belleza. Pero me abstraigo pensando en las mil batallas que aquí han habido y disfruto encontrandome en este lugar.

Llegamos al pueblo de Bareges y la pendiente es de armas tomar. A la salida del pueblo la pendiente impresiona, ¡uf! una recta de dos dígitos seguro.

Tras esto la cosa cambia y empiezan las curvas a un lado y a otro. Pasamos por la estación de esquí y ya vemos hacia donde nos lleva la carretera. Veo a la derecha otra carretera que, luego me enteré, se une con esta practicamente en la cima y que está marcada como "Vía Verde - Laurent Fignon". Curioso.

Nos cruzamos con un guiri que nos quiere dar a entender que se ha dado la vuelta porque hace mucho frío arriba. ¡Anda ya, cagón! Nosotros subimos como sea.

Pero sí, la temperatura ha bajado y el cielo aquí arriba es gris, con niebla en las cimas de las montañas.

Y seguimos ganando altura y disfrutando con la visión de lo que vamos dejando atrás.


Los kilómetros van cayendo y el cansancio se acumula. La mitad de la expedición va por delante, no les vemos por la niebla, pero me los imagino bastante arriba.



Lo poco que podemos ver del ascenso es impresionante. Esto despejado tiene que ser la leche.


Entramos en la parte final envueltos en la niebla. La pendiente se me hace durísima y con la ayuda de algún gallo que ha bajado a ayudarnos, acabamos la subida.




¡Tourmalet! ¡Que ganas tenía! estoy muy emocionado, miro todo mil veces; el cartel del puerto, el ciclista plateado, los edificios a ambos lados... ¡Cuanta historia!

Me llama la atención lo estrecho que veo el paso, lo imaginaba más amplio, más grande; no sé, quizá la niebla modifique la visión.

Cumplimos con el ritual de las fotos y nos ponemos en camino porque se empieza a notar mucho frío.






Miro la temperatura y hay ¡4º! ¡Ostias! Esto puede hacerse muy jodido. Y así es, bajamos por el mismo lado y la bici corre muchísimo y ahora me doy cuenta de las rampas que hemos subido.

El frío es intensísimo. Tengo los dedos helados pero bajo muy rápido; quiero salir de la niebla cuanto antes. Miro atrás pero no veo a nadie. Sigo bajando buscando más temperatura, disfruto con las curvas ye en el parking de la estación de esquí me paro a ver dónde están estos. Los veo muy arriba, así que continuo para abajo. Sigo con gran velocidad y entro en la zona rectilínea donde aún gano más km/h.

Llego a Luz y espero a los demás. Tengo frío, las manos sobre todo, pero nada insoportable. Ahí llegan, ¡buah! Tiritonas y mareos. Joer, se ha hecho más duro bajar que subir.

Entramos en un café donde nos miran como bichos raros. La camarera no hace entender que estamos locos. Ni que no haya visto a nadie en estas condiciones. Bueno, el calor de los cafés nos hace reaccionar pronto y tomar ánimos para el resto de la jornada.

Tras recuperarnos y entrar un poco en calor. Arrancamos hacia Luz Ardiden. Subida que empieza en el mismo pueblo, igual que el Tourmalet.


Igual que antes, según vamos ganando altura no adentramos en la niebla y en la humedad. Eso sí, esto es precioso.


Una pena que no podamos disfrutar de esta particular subida, con su verdor, sus vistas sobre Luz y sobre todo con sus constantes curvas.


Y poco a poco, casi sin darnos cuenta, llegamos arriba. La humedad es intensa y el frío se deja notar. Un par de fotos y para abajo.



A buscar la reconfortante ducha y el calor de la casita.


Día 3: ¡Brutal!

Llegamos a la tercera y úñtima de las salidas que teníamos programadas donde nos íbamos a acercar a Troumouse y Boucharo. Y conociendo ya parte del recorrido, pensaba que sería bastante dificil el completar las dos subidas. Íbamos con el tiempo justo porque teníamos que preparar la vuelta para esa misma tarde.

Por ello, entre todos, se toma la decisión de subir a Troumouse y después ya veríamos lo que hacíamos, o sea, como siempre: sobre la marcha.

Climatológicamente, arrancamos con el mejor de los días que pasamos allí. Y tras un abundante desayuno nos encaminamos hacia Luz Saint Sauver, lugar donde da inicio la subida. Aunque desde Argeles hasta Luz la carretera sea siempre hacia arriba.

Para más 'inri' toda esta primera parte nos la curramos con un viento de cara que entra bastante fuerte. Pero bueno, no nos va a amedrentar esta minucia y con paso alegre nos presentamos en el pueblo de Luz. Tras el desvío y a la salida, vemos el famoss 'Pont de Napoleon'. Muy guapo, otra vez nos pararemos a verlo mejor.


Dejamos atrás el puente y esto ya es claramente subida de las de verdad, no es que sea muy dura, pero se sube bien.


Bueno, comenzamos a coger ritmo de crucero, o sea, cada uno a su bola. Y vamos haciendo kms. poco a poco.


De momento vamos todos juntos, disfrutando de la subida y de la sensación de estar aquí.


Vamos protegidos del sol por la ladera más cercana a nosotros. No es que haga calor, pero mejor así.


Nuestro amigo Esteban viene con nosotros. Siempre lo hará.


Subimos encajonados por la ladera y el río que discurre a nuestra derecha. Muy bonito todo, la primavera en pleno esplendor.



Esto sigue subiendo y la cosa se empieza a abrir, aparecen las primeras rocas anunciando la proximidad de los grandes picos.


A mi ya me está entrando la calorina, véis como venía bien la sombra. Pero estoy disfrutando a tope.



Y... ¡de repente! aparecen, aún lejos. Los murallones del circo. Precioso.


Como siempre, está todo perfectamente indicado. No hay pérdida ninguna.


Pasamos la pocas casas que forman Héas y a la salida nos encontramos la caseta de peaje para los vehículos a motor. Nosotros tenemos el paso libre. A partir de aquí, la cosa se pone mucho más seria y hay que esforzarse de lo lindo para subir.


Entramos en un terreno descarnado, abrupto, claramente de alta montaña. Eso sí, esto es ¡increíble! Levantas la vista y te quedas flipado de la grandiosidad del lugar.



Empiezo a notar el cansancio y sé que me queda lo más duro. Pero hemos venido a esto, por lo que poco a poco vamos hacia arriba.


¡¡¡BRUTAL!!!




Es lo más espectacular que he visto nunca.


¡Sorpresa! Este es todo el tráfico que encontramos en la subida.


Y tras pasar la durísma zona de lazos tan famosa y bonita, vemos que llegamos al final. Se abre ante nosotros el Circo de Troumouse, de una grandeza descomunal.




Y completada la subida nos hacemos una foto de grupo.



La foto junto al cartelito de cada uno de los expedicionarios.

El amigo Rober, una máquina.


Nuestro cocinero/mecánico y gran ciclista, Txente


El escalador, el reportero más dicharachero, el gran Aitor:


El abuelete incombustible, Modesto.


El benjamín del grupo, magnífico ayudante de fotografía, Víctor; un gran tipo:


Y finalmente:


Con la bajada de Troumouse dimos por finalizada nuestra aventura en los Pirineos. No subimos Boucharo, como habíamos supuesto el tiempo no nos daba para todo y así tenemos excusa para volver.

Porque volveremos. Esto es un paraíso y aún nos quedan un montón de sitios por ver y disfrutar. Ya estoy dando vueltas a una nueva excursión a estos lugares, objetivo principal del año próximo.

A.



QH 2011


Un año más que me acercaba a realizar la prueba más mitificada del calendario de marchas. No podía rechazar la invitación que me hicieron para participar en el evento, por lo tanto...

Como íbamos a empalmar las vacaciones familiares pues nos acercamos los cuatro a Sabiñanigo, un aliciente más para mí. Me gusta que me acompañen en estas historietas, así viven un poquito el ambiente. Sin más, preparamos la caravana y viajecito hasta instalarnos en el Camping del pueblo. Por cierto, estos cada vez se pasan más. Ya veremos en próximas veces.

No voy a enrollarme mucho aquí, creo que casi todos conocen como es esto el viernes. Un montón de gente recogiendo el dorsal y visitando la zona, viendo los variados stands y saludando a gente conocida.


Tras pasar una agradable tarde y recibir la invitación para cenar de unos buenos amigos, nos alejamos un poco de esta marabunta para relajarnos antes de ir a mover el bigote.

¿Qué decir? Buena cena, buenos amigos, buena charla... y ¡vamos a dormir! Mañana hay que madrugar. Bueno, yo, porque el resto de la expedición se queda en la camita.

No hay buenos augurios en cuanto al tiempo climatológico, así que me llevo un chubasquero por si acaso. Sin embargo en la salida luce un tímido sol y no parece que vaya a ser tan malo.



Sigue siendo impresionante la cantidad de gente que hay en la salida.



¿El recorrido? Conocidísimo. Lo paso mal al principio, en el tramo que va desde Sabi hasta Jaca. No voy nada bien, muy tenso. Veo cosas que no me gustan nada, que me traen muy malos recuerdos y decido echarme a un lado y dejarme llevar, sin más.

Inciamos la subida a Somport y ya voy mucho más relajado, voy disfrutando más. Me encuentro bien y creo que será un buen día.



En Francia cambia el tiempo bastante. Ya no luce el sol y toca poenrse el chubasquero porque la niebla que hay en esa cara de la montaña, moja. Además, mucho más abajo, ya en el plano comienza a llover. Menos mal que sería muy poco tiempo.

Comienzo Marie Blanque tranquilísimo y así hago todo la subida. No me agobio para nada; esta vez he venido a disfrutar y lo estoy haciendo.

En este avituallamiento no se me ocurre parar, ya son muchos años y sé que es mejor tirarse para abajo. En Laruns se me pasa por la cabeza la pesadilla del 2008, menos mal que aprendí y por eso ahora voy bastante bien. Así haría toda la subida, tranquilo, disfrutando y ya llegando a la parte bonita del Portlet aprentando un poco más.

Sin más, llego a la Hoz de Jaca, bajo con cuidado y vuelvo a la carretera nacional. Aquí aparece un amiguete que nos va a perjudicar bastante hasta meta: un furioso viento de costado. Yo me tapo en el grupo tan grande en el que voy y me dejo llevar sin más.

Enseguida me planto en la meta donde me espera la famila con la que disfruto de estos momentos de 'victoria'.




Y sin más se acaba la historia de esta nueva QH. Espero volver, porque es una marcha que engancha, tiene 'algo'. Además, creo que la próxima va a ser que sí.


A.