martes, 11 de octubre de 2011

Una mirada atrás. (1)

Llevo unos cuantos días parado y ya echo de menos la bici. Por ello me he decidido a retomar las salidas y dar inicio a un nuevo año de pedaladas. La intención es ir muy despacio, muy tranquilo, hacer una buena base y ya llegará el tiempo de las excentricidades.

Pero también quiero hacer un compendio/resumen de algunos 'acontecimientos' cicloturistas que he vivido este año. Me apetece recordarlos y volver a vivirlos.



BILBAO-BILBAO.

Empezamos con la Bilbao-Bilbao, marcha que encaré con mucha ilusión y con un intenso recuerdo a mi amigo Esteban fallecido dos días antes.

Por ello, todo el grupo que íbamos a participar decidimos hacerlo en su recuerdo. Además, también iba a hacer parte del recorrido mi querida Itziar.


Bueno, pues a Bilbao que nos fuimos. Lo hicimos con tiempo pues quería tomar algunas fotos con la gente del Foro MTB.




Una foto del grupo Cascol, presente en la marcha: Tunante, Tolo, Modesto, Sebas, Alfonso y Aitor.



Ya en la línea de salida aprovecho para saludar a un par de amigos que han venido de lejos. Elías, desde Villablino (León) y el gran Javier (Madrid).




Preparados en la salida, lavados y peinados. Además estrenabamos nueva equipación, que nos ha quedado bastante guapa y llamativa.



Sin más tomamos la salida y pronto alcanzamos velocidad de crucero. Velocidad excesiva para mi gusto y para las intenciones que yo tenía en esta Marcha. Quiería tomarmela con calma, pasar una mañana agradable y rodar sin más. Pero parece que eso es imposible, aceleramos, aceleramos y no hacemos más que pasar gente. Yo tengo sensaciones que no me gustan nada, pero no levanto el pie y me dejo llevar. Hasta que llega lo inevitable: ¡un enganchón! y me voy al suelo. Caigo sobre el lado izquierdo y me llevo todo el golpe en la mano que apoyo en el suelo y un poco en la cadera. Veo caer a Sebas y a Aitor. Me duele un huevo la muñeca y me caliento en exceso con alguno del grupo. Decido seguir adelante hasta coger a Itziar que ha salido un ratillo antes. El resto se queda reparando las pequeñas averías consecuencia de la caída. Ya me cogerán.

En Plencia veo a Itziar y a su amiga Maika paradas por un pinchazo. Me paro y trato de ayudar, pero me resulta muy dificil por el estado de la muñeca. Pronto llega el resto del grupo y con su ayuda arreglamos la avería. Les digo que me quedo con ella, que no puedo seguir la marcha que llevan ellos.



Y así, poco a poco, vamos haciendo camino. Creo que estamos cerca de ser los últimos, pero me da lo mismo. No puedo ponerme de pie sobre los pedales porque me duele la muñeca, así que sentadito todo el recorrido. No pasa nada, hacemos kms. y nos plantamos en Bilbao sin más incidentes. Itziar lo disfruta un montón, me alegro.

Por la tarde visita a Urgencias donde me obsequian con una bonita escayola con la que he convivido unos diez días. Después molestias, hasta que por fin reestablecimiento total.

No me va a volver a pasar una cosa de estas. Yo voy a llevar las cosas claras (ya las llevaba) y no me dejaré enredar por nadi. Quien quiera volar que lo haga, no pasa nada.

En resumen, y dejando a un lado el accidente, buena mañana. Espero que la próxima edición resulte mejor que esta. Vamos a ver si puede ser que la haga completa con Itziar.

A.




MARCHA FERNANDO ASTORKI (Lejona).

Otro evento en el que participé este año. Tengo recuerdos contradictorios, ya que me encontré bastante bien en el recorrido; de menos a más, a mucho más.

Pero cuanto mejor lo estaba pasando, una salida de cadena en Urduliz y una 'maniobra' que no debia de haber hecho, tuvieron como resultado la rotura total del cámbio trasero. "Hasta aquí hemos llegado". A esperar que me vinieran a recoger y a casa.

Bueno, por lo menos no acabamos por los suelos así que vamos a dejarlo en una anécdota.

Unas pocas fotos del día:





A.




VACACIONES EN GANDIA.

A finales de abril, montamos en la caravana y nos dirigimos al Mediterraneo. Acabamos acampados en Gandia y no estuvieron nada mal los días que pasamos allí.

Nos dimos una vuelta por Valencia y su Ciudad de las Artes y las Ciencias.




En cuanto a la bici, pues no hay más que decir que fueron unos días muy agradables. Sobre todo porque descubrí que aquello merece mucho la pena.


En cuanto abandonas la costa y te encaminas al interior tienes unos recorridos muy majos. Variados y agradables. Descubrí sitios que me impactaron bastante. La subida de Barx, un pequeño Alpe d'Huez (por sus curvas), con unas vistas espectaculares al mar de naranjos y a los pueblos de Simat de la Valldigna y Tavernas.




La subida al Alto de Ebo, tranquila y muy agradable.





 Precioso y muy salvaje el barranco que se ve al poco de coronar el Alto de Ebo.




El recorrido por los toboganes hasta alcanzar la bajada a Pego, larga y divertida y que tendré que subir otra vez que me acerque a la zona.



Y la etapa que me hice el último día desde Gandía hasta El Saler, los 90 kms. más llanos que he hecho en mi vida.

En resumen, unos días geniales en compañía de la familia y unas expectaculares naranjas que nos comimos: ¡madre mía que cosa más dulce!

A.



LAGOS DE COVADONGA.

Al principio no tenía ninguna intención de volver a hacer esta Marcha, ya llevaba encima cuatro y una que no puede terminar. No es que sintiera ninguna aversión hacia ella, ni mucho menos, pero tenía algo dentro que no me hacia lanzarme a por ella.

Se van acumulando kilómetros día a día, hay salidas en las que veo como están de ilusionados algunos compañeros y decido apuntarme y esperar a que llegue el día para pasarlo lo mejor posible.

Pasamos un viaje de ida muy divertido hasta Cangas y tras instalarnos en "Casa Avelina" vamos al pueblo a recoger el dorsal, ver a algún amiguete, echar unas fotos, tomar un traguillo y... a cenar.


Una foto con el homenajeado este año, el simpático Chechu Rubiera.



Este año parece que hemos hecho las cosas más rápido y cogemos sitio más adelante que otras veces, a mí me da igual… pero alguno se pone muy nervioso si se ve muy lejos del arco de salida. Esperando la salida, echamos unas charlas, unas fotos y algún que otro saludo a gente conocida.


Se da la salida y como siempre, esto parece una de Moto GP. ¡A toda hostia! Vamos muy, muy rápido y yo me empiezo a poner nervioso. Vamos ocupando toda la calzada y la gente pasa por derecha, izquierda… sólo falta que te pasen por encima. Veo muchas locuras de gente haciendo slalom para adelantar, así que doy intermitente a la derecha y me coloco encima de la raya del arcen. Conseguimos “arrejuntar” el equipo y así vamos haciendo camino a buen ritmo.



Sebas está interesado en el lugar de los “hechos” del año pasado y cree reconocer erróneamente varios lugares. Pero cuando llegamos al lugar, lo identificamos claramente. ¡Joder!, si me da hasta yu-yu. Pero bueno, atrás queda la curva y me vacilan un poquito con el “este año ya has llegado más lejos”.

Como me imaginaba ya el año pasado, enseguida empieza La Tornería. Lo conozco de sobra y empiezo a ritmo, junto con el resto de los compañeros. La gente nos ve y podemos decir que se admira de cómo vamos, todos juntos, todos igual, todos muy guapos. Jejejejeje.

Empieza lo duro, y aquí ya me cuesta de verdad el aguantar el ritmo de los demás. No me cebo y cedo unos metros porque sé que esto se acaba pronto y que arriba me esperarán. Y así es, en poquito tiempo estamos todos juntos de nuevo y nos lanzamos hacia abajo. Con precaución, que la bajada tiene algún tramo y alguna curva delicada. Sin embargo, solventamos todo sin ningún problema y ya prácticamente abajo… ¡CRAC!

Me lo imagino y no quiero ni mirar. ¡Mierda! Se ha partido un radio, me paro y lo verifico, abro el puente y me junto con los compañeros a los que les doy la “buena noticia”. Salimos a la carretera “general”, donde comienza la subida del Ortiguero y veo que la rueda parece que está bailando el twist. Se me pasan por la cabeza un montón de cosas y ninguna buena. ¡Vaya racha que llevo! Me empiezo a “apajarar” de cabeza, voy de piernas genial, pero hay algo en el coco que me hace perder el ritmo de los demás.

Sebas decide que paremos en el pueblo de Mere para ver un poco la avería. Lo hacemos, suelto el radio roto y lo tiro, la parte del buje me la fija con cinta aislante y, como no quiero ser un lastre, les digo que arranquemos. Voy jodido de cabeza, empiezo a pensar en abandonar porque la rueda se mueve un montón. Pero… Pienso en las ganas que tenía de sacarme la espina que se me clavó el año pasado y me digo que tengo que acabar; pero sobre todo pienso en mi amigo Esteban y entonces es cuando ya se SEGURO que voy a acabar. Lo voy a hacer por él, en primer lugar, y luego por mí.

Pego un arreón y me pongo de nuevo a rueda de los colegas. Procuro olvidarme de la rueda, algun participante  me lo recuerda (“Ya lo sé, amiguete”) y poco a poco, voy cogiendo buen ritmo y subo bastante cómodo lo que queda hasta el avituallamiento.

Paramos unos minutos para comer y beber algo, y pronto nos lanzamos a la bajada para acercarnos a la rotonda que nos llevará a Covadonga. ¡Uf! En la bajada y con velocidad, se nota la oscilación de la rueda un montón. Bueno, procuremos pensar en otras cosas. Me quedo “escondido” en el grupazo que se ha formado. Vamos los cinco en posiciones delanteras, pero mirando atrás, seremos unos 50 o más.

Rotonda, giro a la izquierda y hacia los Lagos. Ya vamos quedando en que cuando lleguemos al inicio de la subida cada uno irá a su ritmo. Así que al llegar al lugar, yo meto hierros y me empiezo a adaptar a la subida. El cruce está impresionante de gente, ¡como animan!



Bueno, ya voy solo así que vamos a pensar en lo que nos queda y a tratar de llevarlo lo mejor posible. Voy haciendo camino poco a poco, paso a mucha gente y mucha gente me pasa a mí, lo normal. Procuro divertirme y disfrutar de la subida.


Llego a La Huesera y pongo el 27. Me cuesta coger un ritmo llevadero, así que lo subo a chepazos y pisotones. Menos mal que se vé dónde termina y poco a poco llego hasta allí. Bueno, seguimos hacia el Mirador de la Reina, donde lo paso mucho mejor; las curvas me alivian mucho.

Muuuucha gente en la subida, creo que es la vez que más gente he visto. Genial, porque siempre viene bien que te animen, que nombren el lugar de donde vienes y, este año, que nos alaben el equipaje tan guapo que llevamos.

Me cruzo con los que han corrido más que nosotros que ya se van para abajo. Yo confío en que el resto de compañeros me esperen arriba, como hemos quedado. Procuro esforzarme en ir un poco más rápido para que tengan que esperar lo menos posible y, ya casi sin darme cuenta estoy arriba, sólo queda la bajada para encarar el último repechillo.

El día está muy bonito, con claridad que deja ver la impresionante figura de las montañas, el lago, todo es espectacular. Me vienen a la cabeza muchas cosas y no aguanto más, me pongo a llorar y siento una enorme satisfacción cuando oigo el “piiiii” que da fin al recorrido; le dedico esta marcha a mi familia, a mi amigo Esteban y un poquito a mi mismo.

Me paro un poquito y me tranquilizo, quiero ir enseguida al avituallamiento para encontrarme con el resto de compañeros. ¡Allí están! Echándose fotos. Me uno a ellos y les veo contentos por el reto superado. ¡Genial!




Saludo a conocidos venidos de varias partes de España, gente muy, muy maja que hacia tiempo no veía.


Tras un rato arriba, comentando las incidencias de la subida, decidimos lanzarnos hacia abajo para ir al hotel. Alguna “incidencia” por el camino hace que se retrase nuestra llegada al campo base; pero finalmente llegamos, dando por finalizada la ruta de hoy.

A comer y al Poli. Recogemos los diplomas y vemos los tiempos en la subida. ¡Vaya cracks! Todos menos de 1 hora. Víctor genial, ya iba diciendo por el camino que estaba como loco por empezar la subida; Tolo, otro figura, ahí metiendo fuerza en los pedales, ¡que grande!; Sebas, ¡buah!, sin palabras, da gusto verle rodar, ver la facilidad con la que mueve las bielas y Patxi, ¡sin palabras!, ¡que máquina!, fácil, fácil… cada día me asombra más, de diez.

¿Y mi tiempo? Pues lo normal en mí, 1 hora 10 minutos; es lo que hay. Mucho porcentaje para las fuerzas que tengo. Así que procuro subir lo más dignamente posible y sobre todo “disfrutar” del esfuerzo que me cuesta hacerlo.

Así termina esta “aventurilla” en Asturias, donde hace un año todavía estaba allí. Me saqué la espina, homenajeé a mi amigo y pasé una mañana con cuatro tipos de verdad. ¡Gracias amigos! Por apoyarme, por ayudarme, por todo; ha sido un verdadero placer rodar a vuestro lado.

A.


10.000 DEL SOPLAO.

La primera edición de esta Marcha (2009) me dejó un sabor de boca excepcional. El año pasado, después de estar inscrito, me tuve que conformar con ver los toros desde la barrera debido a la caída en Lagos.

Así que estaba esperando este día con muchas ganas y mucha ilusión. Además íbamos varios del grupo, lo que me motivava un punto más.

Yo me instalé en un camping conocido de la zona, con la caravana y la familia, así que no iba a tener que pegarme el madrugón que trae el hacer la Marcha en el día.

A consecuencia de las dichosas obras en Piedrasluengas, repetían el recorrido del año anterior. Yo no lo conocía, así que iba a ciegas. Bueno, recogida de dorsal y demás chuminadas el día anterior, paseo con la familia y prontito a la cama.

Suena el despertador y me preparo para desayunar tranquilamente. Pensaba ir en bici hasta la salida, pero poco a poco me doy cuenta de que voy a ir un poco justo. Así que Itziar se ofrece a llevarme en coche hasta la salida. ¡Uf! Ya me tomo las cosas con más calma hasta que... ¡Mierda! Me doy cuenta de que se me ha olvidado el coulotte. ¿Qué hago? Rápidamente llamo a los colegas y Rober me ofrece el coulotte de la Marcha que ha comprado. Vale, vamos para allá.

Se me echa el tiempo encima y cuando estamos todavía en el parking escuchamos el chupinazo de salida. Arrancamos a toda leche, pero no evitamos ser practicamente los últimos en tomar la salida.


Así que otra ración de lo que más odio. ¡A toda máquina! Vamos pasando a multitud de gente. Yo voy agobiadísimo y con las pulsaciones por las nubes. Pero esto no paran. Hacemos un tren de color rosa y venga a pasar ciclistas. Pasamos el puente de San Vicente de la Barquera.



Y seguimos hacia una zona de repechones que me dejan las patas 'listas de papeles' o sea, fundidas. Aguanto como puedo porque ya sé que en el repechazo de Gandarillas me voy a soltar.

Así es, en cuanto empieza me quedo el último de la grupeta que, por supuesto, no miran ni atrás. Así que les digo "hasta luego" y me pongo el ritmete que me ayude a subir lo mejor posible.


Ya me dedico a seguir a mi bola. Disfrutando del recorrido que es escandaloso de bonito. Eso sí, no
conozco nada y me parece muy duro. Continuas subidas y bajadas que me van minando. Me encuentro bastante jodido porque estas salidas tipo 'microondas' en las que te calientes en un santiamén, no me van un pelo.

Comieno el Puerto de Ozalba y no voy absolutamente nada. Así que la cabeza empieza a trabajar y me gana, pienso en todo lo que me queda y como el recorrido pasa a un par de kms escasos de donde estamos acampados me digo que cuando llegue al cruce abandono la Marcha.

Avituallamiento. Allí están esperando el resto de colegillas. Como y bebo y enseguida me empiezan a meter prisa. Les digo que no voy a seguir, que en cuanto baje Carmona me voy para casa. "No jodas, que vamos despacio. Vamos hombre... y tal, y tal". Que no, que no... que hasta aquí llegué, que ya os conozco.

Así que les dejo que se vayan y me dedico a subir el Puerto de Carmona a mi bola. Aún así voy jodidillo.


Pero bueno, se que el sufrimiento será durante un ratillo, ya que luego viene la bajada, el cruce y a la ducha. Y así es, en cuanto llego al cruce me despido de Guty y me doy la vuelta.



Y así doy por terminada esta Marcha que empezó gafada. Eso sí, me queda pendiente para el año que viene el completarla. Me da igual el recorrido, casi que prefiero el original sin tantos sube-baja. Veremos lo que nos depara la Organización.

A.

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