miércoles, 26 de diciembre de 2012

15ª Salida - Seguimos sumando.

Otro día más que he podido salir a rodar a la carretera. Un día precioso, soleado y fresco.



Y a pesar de eso nadie; no he visto a nadie rodando en bici por ello he estado solo en la carretera.

 
 


"No problem". Musiquita en los cascos y ganas de pedalear me han llevado hasta La Capitana.

 
Menos mal que siempre tengo la compañía de un fiel amigo que nunca me abandona.
 
 
Regreso con ganas al pueblo y a esperar nuevas aventuras.

 
 
A.


 
 
 

viernes, 21 de diciembre de 2012

11ª Salida - El mundo sigue girando.

Pues sí, contrariamente a todas las tonterias que se estaban oyendo, el mundo no se ha parado. Nada extraño por otra parte, si cuando ocurra algo de verdad no nos vamos a dar cuenta hasta que lo tengamos encima.
 
Y nada, aprovechando que no llovía, pues me he echado a la carretera una vez más. No caía agua, pero el vendaval que pegaba era bastante importante. Sobre todo por la costa, donde el viento era fuerte y de cara... aunque a veces "se revolvía" y había que agarrar con fuerza el manillar.
 
Bueno, poco a poco llego a la zona arbolada y ahí la cosa se  hace más llevadera. Para mí, claro, porque este árbol no ha podido aguantar y me ha impedido continuar hacia arriba.
 
 
 
No hay problema, media vuelta. En esas estoy cuando aparece el Sr. Txente y más adelante encontraremos al "Colibrí".
 
Una vueltita por el llano y a tomar el café esperando que llegue la hora marcada para que se vaya todo a tomar por el culo. Pero nada de nada; llega la hora y las cosas siguen igual. Unicamente que ha comenzado a llover y el viento sigue siendo tan fuerte que llueve "de lado". Obligados a ponernos el chubasquero y a seguir peleando con el viento. Yo decido que tiren estos, que son los fuertes.
 

 
El cielo parece ceniza... ¡a ver si van a tener razón estos tíos! Los nubarrones son de campeonato, pero ya paró de llover. ¡Fuera chubasqueos! El que se lo pueda quitar claro, porque algunos aún no han aprobado las prácticas mínimas para obtener el carnet de globero.
 
 
Ahora volamos, el viento de popa se nota un huevo. Así da gusto.
 

 
El ventarrón castiga la superficie del mar y la riza con ganas.
 
 
Pero ya estamos en casa y a esperar que nos espera mañana.
 

 
 
 
A.

martes, 18 de diciembre de 2012

Una mirada atrás (5)

¡Bendita locura! o Una mañana en los Pirineos.
 
Se acercaba el final del mes de julio de y rodando por las carreteras habituales, me dió una pequeña ventolera en el coco. ¿A que me voy a los Pirineos? No le dí ni tres vueltas a la cosa y decidí que el viernes 22 sería el día.
 
¿Recorrido? No me voy a volver loco: aparcar en el Portalet y tirar para abajo hasta Laruns, encarar el Ausbisque y llegar hasta el Soulor atravesando la cornisa más bonita de los Pirineos, el Circo de Litor.
 
Ni siquiera se me ocurrió plantearlo a la gente de la grupeta, sería inutil. Pero hubo uno que tampoco lo pensó mucho cuando me oyó la pequeña aventura. Enseguida se apunto para acompañarme el gran "Colibrí".
 
Sin más tejemanejes, quedamos prontito para arrancar hacia la zona. Viaje entretenido, con parada incluida de la Guardia Civil y que ante su insistencia en ponernos en pelotas por si llevabamos vaya usted a saber qué, no me quedó más remedio que ponerlos firmes. Jajajajaja.
 
Subimos el Portalet desde Biescas comentando la jugada, cada curva, cada rampa. Esta cara del puerto queda pendiente para otra vez. Llegamos al alto y nos adentramos en Francia. Aparcamos y nos vestimos. Hace un fresco más que importante, el "Colibrí" se abriga que da gusto, yo no tengo más que unos manguitos y el chalequito, que le vamos a hacer. Estoy algo inquieto porque la bajada es larga, pero ya no hay remedio.
 
 
Arrancamos y contrariamente a lo que pensaba, la sensación de frío es más que soportable. No va a haber problemas por ese lado y eso que a ratos vamos sumerjidos en la niebla.
 
 
Vamos muy, muy rápido y pronto llegamos a Laruns donde nada más acabar la bajada comienza la subida al mítico Aubisque. Aquí ya me empiezo a emocionar, ¡cuantas historias! Disfruto como un cochino en una charca, la temperatura es ideal, no hace sol, no hace frío, no hace viento... no se puede pedir más.
 

Llegamos a la estación termal de Eaux-Bonnes después de unos 4 kms muy fáciles. Pero a partir de aquí la cosa ya se pondrá seria y conoceremos al verdadero Aubisque.
 

 
Kilómetros de dureza continuada y alguna que otra rampa que se las trae. Pasamos por las viseras antiavalanchas y la dureza sigue mantenida hasta llegar a la estación de esquí de Gourette donde tenemos un pequeño descanso.
 

 
Pero muy breve, ya que nada más girar a la izquierda la dureza vuelve a la carretera. Ahora estamos envueltos por la niebla, una niebla espesa y húmeda que moja la carretera y nos empapa a nosotros también. ¡Lástima! Sé que a partir de aquí el espectaculo visual es maravilloso, hoy no lo veremos.

 
 
Nos quedan poco más de 4 kms hasta la cima. Siguen siendo duros y empiezo a notar el cansancio; pero no me voy a rendir ahora, ¿no? Así que seguimos hacia arriba, curveando y sin ver más allá de los 5 mts. Y así, de manera sorpresiva alcanzamos el collado. Satisfecho busco el mojón para inmortalizar mi pequeña hazaña.
 

 
No hace falta que hablemos mucho, Aitor y yo decidimos que no es conveniente que vayamos más allá. Así que me quedaré sin rodar por uno de los lugares que tanto anhelo. Por ahora.
 
Damos la vuelta y comenzamos a bajar. No se vé más allá de la rueda delantera, así que los frenos se están poniendo al rojo. Nos adelanta un coche y le digo a Aitor que hay que ir detrás de él; dejamos una distancia de seguiridad y nos vamos guiando por sus luces traseras; se va mucho mejor así.
 
Pronto llegamos a Gourette, y a partir de aquí sucede lo que estaba esperando: la niebla va desapareciendo paulatinamente hasta que ya bajamos sin ningún impedimento.
 
Llegamos a Laruns y antes de encarar el Portalet, decidimos tomar un café. Estamos un poquito fríos y nos viene de perlas, aunque al reiniciar la marchar desde la cafeteria me cuesta un poquito entrar en calor. Pero lo hago enseguida y antes de entrar en el tunel ya estoy listo para los veintitantos kilómetros de subida que me esperan.
 
Como ya me conozco a este señor puerto, me lo tomo con calma. El otro decide que va a subir con el plato grande, bueno "cada loco con su tema". Sé que lo va a hacer porque el ritmo que le voy a obligar a llevar no va a ser nada para él. Bueno, poco a poco van cayendo los kilómetros; los voy disfrutando a tope: montones de recuerdos, ni un coche, ya no hace frío... ¡Genial!
 

 
Remontamos la presa, hacemos los kilómetros de llaneo entre historietas que le voy contando a este tipo para entretenerle y que no me aumente el ritmo, y nos disponemos a afrontar la parte más bonita de la subida, donde se abren las montañas y se aprecia la majestuosidad de la zona.
 

 
¡Como lo estoy disfrutando! ¡Que diferencia con la QH! Toda la carretera para nosotros, los coches son inexistentes.

 
 

 
Poco a poco llegamos a la zona final, la que afrontamos tras una fuerte rampa y una curva a la izquierda. Ya se ve el final donde me acerco con alegría y con una satisfacción tremenda. Al final nos han salido casi 94 kms de recorrido.
 



 
¡Gran día! Sé que a muchos os parecerá una chaladura esta historieta, pero para mí son momentos inolvidables y eso no tiene precio. ¡Bendita locura! Repetiré.
 
Recuero especial para Aitor, grandísima la compañía. ¡Gracias crack!
 

A.

8ª Salida - Más y más.

Ayer manchamos la bici con ganas, las previsiones fueron un poco imprecisas... cosa natural por otra parte, estamos en el norte, en otoño, así que el tiempo es muy variable.

Pero hoy parecía que la cosa estaría mejor y así ha sido. Quedada a las 10 de la mañana y arrancamos Victor y yo. En tranquila charleta nos llegamos hasta Agüera donde damos media vuelta con la intención de rodar hasta El Pontarrón y volver a la taberna a calentar un poco el cuerpo.
 
De bajada encontramos al amigo Rober que no ha madrugado mucho, pero que nos viene muy bien para aumentar la conversación. Media vuelta y a visitar al tabernero.
 
 
Tras la lectura y los cafés volvemos para el pueblo disfrutando de la apacible mañana que hemos tenido.
 


 
Mucha charla de los proyectos que trataremos de afrontar este año, son jornadas ilusionantes que esperemos se concreten.
 

 
 
 
Y, como dicen estos, mañana más y más.
 
 
 
 
A.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Una mirada atrás (4)

En el valle de Aure.

¡Que ganas tenía de acercarme aquí! Y teniendo esta oportunidad no quise dejar pasar la ocasión y así, tras una buena madrugada que me llevó a remontar el discurrir del rio Cinca, alcancé la boca sur del Tunel de Bielsa.
 
Después de una larga espera y tras atravesar el tunel me encuento amaneciendo en Francia. Comienzo a bajar hacia Saint Lary, donde había planeado iniciar el recorrido. Ya voy disfrutando del recorreido y viendo nuevas zonas a explorar.
 
Tras encontrar un buen lugar para dejar el coche, me cambio, preparo la bici y arranco sin más dilación.
 
El día es espectacular, ni una nube y muy buena temperatura. Enseguida me doy cuenta que voy a dirigirme a una zona que me dejará boquiabierto.
 
 
La carretera discurre paralela al río Aure que baja pleno de agua y de fuerza.
 
 
Tras pasar por la localidad de Fabian aparece el cruce, como siempre perfactamente indicado. Hasta llegar aquí el tráfico ha sido escaso y el terreno siempre hacia arriba. Pero ahora comienza lo bueno.
 
 
El ascenso enseguida se hace duro, la carretera está perfecta y pronto te encuentras encajonado en el valle que asciende hacia el cielo.
 
 
Despues de ganar altura se despeja el terreno y la vista llega más lejos. Mirando atrás veo que he pasado por una zona bonita de verdad.
 
 
Pero hay que estar tranquilo, ya que más adelante se vislumbra otra nueva zona de quitar el hipo.
 
 
El terreno continua siendo dura, pero la ilusión con que se afrontan las rampas, la emoción de estar en este lugar y sobre todo la espectacularidad de la zona, hace que todo sea mucho más llevadero.
 
 
Tras llegar al cruce, giro a la derecha para dirigirme al primero de los lagos que hoy voy a visitar. El Lac d'Oredon. Simplemente impresionante.
 
 
Tras chapurrear con mi francés con el tipo de la barrera entiendo que al ser ciclista, tengo el camino libre de peaje. Sigo adelante y remonto por una recta dura de verdad. Pero pronto llego al alto y el terreno es ya muy fácil. Estoy en una zona alta de la montaña y ante mí aparece majestuoso el Lac d'Aumar. Tremenda la belleza de la zona, el agua es puro cristal y el aire hace hasta daño de lo puro que es.
 

 
Ya llevo visitados dos de los lagos y no puedo dejar de acercarme al Lac d'Aubert. Está muy cerca y sería una pena.
 
 
Es necesario desandar el camino y llegar al cruce donde tomaré hacia arriba para alcanzar el punto final de la excursión. En la bajada hacia el Lac d'Oredon no resisto el parar la marcha para fotografiar esta maravilla. Puedo ver la carretera que tengo que recorrer para llegar al final, a la presa.
 
 
Lo dicho, de nuevo en el cruce giro a la derecha y encaro el tramo final. Se me hace ya duro, pero sé que voy a pasar por una de las zonas anheladas de verdad. Y ya las veo ahí delante. ¡Ya estoy aquí! Desfruto como un enano en las curvas, con la ganancia de altura que me permite mirar abajo y visualizar la subida. ¡Buah! ¡Esto es enorme!
 

 
Desde arriba se puede ver una panoramica de Lac d'Oredon simplemente alucinante.
 
 
Me acerco al aparcamiento de la presa, hasta el chiringuito donde me tomo una cola y aprovecho para fotografiarme con el cuarto de estos espectaculares lagos pirenaicos que he visto hoy: el Lac de Cap de Long.
 
 
Se acabó, ya conozco otra zona que tenía grandes deseos de ver. No me ha defraudado nada y me quedan unos recuerdos preciosos. ¡Volveré!
 
Inicio una larga bajada que disfruto al 100%. Pronto llego a Saint Lary donde como un poco e inicio el viaje de regreso al campamento. Remonto hasta el Tunel de Bielsa donde me espera otra bonita cola para pasar al otro lado.
 
 
No me importa. Hace un día espléndido y me dedico a disfrutar del paisaje y a rememorar los cercanos momentos vividos.
 
 
A.